Cómo se crea una familia afectuosa y capaz de resolver conflictos
¿Donde aprenden qué son las emociones y como gestionarlas nuestros hijos? La primera escuela emocional es la vida en familia, no sólo a través de lo que hacen o dicen los padres, sino también en los modelos que dan de cómo afrontan y manejan sus propias emociones. Así pues, saber de inteligencia emocional se convierte en una asignatura muy importante para las madres y los padres que pretenden guiar con calidad a sus hijos en su proceso de desarrollo. El concepto clave está basado en el hecho de que las madres y los padres den valor y trabajen sus propias emociones y las de sus hijos en su proceso de desarrollo. El concepto clave está basado en el hecho de que las madres y los padres den valor y trabajen en sus propias emociones y las de sus hijos de la manera más positiva, creativa y constructiva posible. Si conseguimos incorporarlo en el día a día en la relación con nuestros hijos, acabará creando una huella en ellos y en las interacciones familiares, y conseguiremos reducir el estrés, aumentar la diversión en nuestra familia y mejorar las relaciones con nuestros hijos.
En primer lugar, debemos ser conscientes de nuestras propias emociones para poder gestionarlas adecuadamente y poder actuar a partir de lo que hemos decidido, no simplemente de reacciones descontroladas. Resulta interesante el hecho de que cuando mejor conozca las propias emociones mejor podrá conocer las del otro. Por ejemplo, muchos niños que tienen problemas de conducta presentan dificultades a la hora de identificar y expresar adecuadamente sus sentimientos. Habitualmente, los confunden, y una vez han aprendido a reconocer los diferentes sentimientos, aumentan sus probabilidades de autocontrol.
Del mismo modo, ser consciente de las emociones de los demás nos aporta mucha información sobre qué esperan de nosotros. Si desarrollamos la capacidad de mostrar empatía y podemos comprender los puntos de vista de los demás, nos permitirá el acceso a lo que pueden estar pensando, a cómo definen una situación y cuáles son sus planes.
Esto nos ayudará a controlar la toma de decisiones impulsiva y a ampliar la capacidad de resolver los conflictos. Este tipo de comprensión se desarrolla con el tiempo, y ayuda el hecho de tener una amplia variedad de experiencias vitales. La televisión, las películas, internet pueden generar mensajes confusos a los niños y adolescentes, dado que les dan un sentido falso de las perspectivas de los demás; ellos se convierten en observadores de situaciones artificiales y creadas como por arte de magia por los actores, directores, etc. Por lo cual, el papel de los padres resulta decisivo a la hora de orientar a los hijos en la toma de decisiones de perspectiva. Es importante que les puedan explicar su comportamiento y sus emociones, les ayudará a incrementar la comprensión.
Por otro lado, la capacidad de regular los impulsos emocionales y conductuales adquiere mucha importancia en la sociedad actual, dado que los niños viven con acceso constante a estímulos gratificantes y recompensas. Se habitúan a tener las cosas en el instante en que las desean, y si no es así, las exigen. La habilidad de esperar para obtener algo hay que educarla, y normalmente, podrán obtener más de lo que podrían obtener si no fueran capaces de retrasar la gratificación. Otro aspecto de autocontrol, tiene que ver con regular las reacciones emocionales. Muy a menudo en la consulta, los padres acuden desbordados porque su hijo expresa de forma inadecuada sus emociones, chilla y desafía al adulto, y puede desencadenar en un círculo de gritos y tensiones en casa.
Finalmente, como padres sería recomendable que mejorásemos a la hora de plantearnos nuestros propios objetivos de una forma más positiva y reflexiva, sobre todo si esperamos que así lo hagan nuestros hijos. La mayoría de madres y padres llevan vidas llenas de múltiples cosas a hacer, y en este exceso de ocupaciones la auto reflexión puede parecer una pérdida de tiempo, pero muchas veces la mejor manera de plantearnos objetivos realistas y adecuados a lo que realmente queremos es a través de la observación de nuestras propias reacciones, mediante un seguimiento de aquello que hemos intentado hacer, de los resultados de estos intentos y de qué podemos hacer para mejorarlos.
En muchas ocasiones, para poder hacer esta reflexión es necesario un espacio donde poder compartir las propias experiencias y dudas sobre todo esto que es e implica la educación de nuestros hijos con inteligencia emocional, es por esta razón que ofrecemos talleres y espacios terapéuticos donde poder reflexionar conjuntamente con otros padres y profesionales que pueden acompañar en este proceso tan laborioso.
Fina Ferrer Vidal
Psicòloga Infanto-Juvenil
Vidal&Espejo Psicòlogues
www.vidalespejo.com